El mal sabor de boca que queda al ver Bogotá
Una de las fortalezas de la ciudad de Bogotá ha sido la búsqueda permanente del desarrollo de la industria y la economía. Ser la sede del Mercado de Industrias Culturales del Sur, evidencia este tipo de esfuerzos, puesto que en los últimos años la capital ha apoyado el desarrollo de la cultura al darle un buen posicionamiento dentro de la economía creativa, presentando propuestas relevantes en las políticas culturales con el fin de fortalecer las iniciativas en esta clase de industria, además de la participación en la V Cumbre Mundial de Alcaldes.
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Estos escenarios son muestra del carácter progresista de la ciudad, brindando la sensación de oportunidad y de bienestar. Esto llega a ser cierto en la medida en que son nuevos espacios para el desarrollo económico, no obstante, hemos tenido que asumir en diferentes momentos, decisiones que pueden conducir al detrimento de la ciudad, como lo han sido las negociaciones de los bienes públicos sin tener mayores consideraciones del impacto que esto pueda llegar a tener para los ciudadanos, opacando de esta manera este tipo de iniciativas |
Como lo podemos evidenciar, Bogotá presenta muchas contradicciones en estos asuntos, ya que además de los anterior, si analizamos las cifras de desempleo parecieran alentadoras, pero mirándolas más de cerca, reconocemos que el tipo de empleos que se están ofertando no cumplen con la demanda que tiene la ciudad, empleos técnicos, asistenciales, con bajos salarios que en muchos casos son ocupados por personas sobre calificadas a falta de mejores ofertas. | |
Sin duda estos temas nos dejan un sabor agridulce, porque a pesar de la gran capacidad económica que tiene Bogotá, de la creatividad para desarrollar industria y generar nuevos empleos, ha sido eclipsada por los malos manejos administrativos, la falta de pertenencia por la ciudad de algunos “servidores” públicos que toman decisiones sin ningún tipo reparo frente al impacto que éstas pudieran generar.
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